miércoles, 10 de octubre de 2012

EL AMOR... Y otras cuestiones




 EL AMOR... Y otras cuestiones




Pregunta:

Siempre que hablas de nuestras fallas, habitualmente mencionas la ira, el sexo y los celos. Se entienden bastante bien qué son la ira y el sexo, pero qué son exactamente los celos, parece algo más confuso, y es más facil ir al núcleo de lo que se trata. Háblanos de los celos.

Respuesta:

Sí, hablo más de la ira y del sexo que de los celos, porque los celos no son algo primario, sino secundario. Es un elemento secundario del sexo. Siempre que hay un impulso sexual entu mente, un hecho sexual en tu cuerpo, siempre que te sientes sexualmente atraído y relacionado con alguna persona, entran los celos, porque no estás enamorado. Cuando estás enamorado, los celos nunca entran.
Procura entender el asunto completo. Siempre que te relacionas sexualmente, sientes temor, porque el sexo en realidad no es una relación, es una explotación. Si estás vinculado sexualmente a una mujer o a un hombre, siempre temes que esa mujer se vaya con otro, que ese hombre se vaya con otra. En realidad, no hay relación, solo se trata de una mutua explotación. Se explotan uno a otro, pero no se aman. Y saben que es así, y por eso tienen miedo. Este miedo se transforma en celos, y entonces tú no permites que las cosas ocurran, sino que las vigilas; llegarás incluso a organizar cosas desde el punto de vista de la seguridad para que ese hombre no pueda mirar a otra mujer. Hasta el mirar será considerado una señal de peligro. Ese hombre no debería hablarle a ninguna otra mujer, porque hablando..., y temes que te abandone. De modo que cerrarás todos los senderos, todo acceso que ese hombre pueda tener hacia otra mujer, que esa mujer pueda tener hacia otro hombre; cerrarás todas las sendas, todas las puertas.

Pero entonces surge un problema. Cuando todas las puertas se cierran, el hombre muere, la mujer muere, te vuelves prisionero, esclavo; y no se puede amar a un ser muerto. No puedes amar a quien no es libre, porque el amor solo en bello cuando se da libremente, cuando no es tomado, exigido, forzado.

Primero tú organizas las cosas para que sean seguras, después, la persona se vuelve muerta, se vuelve como un objeto. Una amada puede ser una persona, una esposa se convierte en objeto. Un amado puede ser una persona, un esposo se convierte en un objeto que guardar, poseer, controlar. Pero cuanto más controlas, más matas, porque se ha perdido la libertad. Y tal vez la otra persona siga allí no por amor, sino por otros motivos, porque ¿ quién puede amar a quien lo posea ? le parecerá un enemigo.

El sexo crea celos, pero se trata de un elemento secundario. De modo que no se trata de cómo deshacerse de los celos; no puedes deshacerte de ellos, porque no puedes deshacerte del sexo. La cuestión es cómo transformar el sexo en amor. Entonces, los celos desaparecen.

Si amas a una persona, el amor mismo será suficiente garantía, el amor mismo será suficiente seguridad. Si amas a alguien, sabes que no se irá con otro. Y si se va, se va; nada puede hacerse. ¿ Qué vas a hacer ? Puedes matarlo, pero una persona muerta no te servirá de mucho.

Cuando amas a una persona en la que confías, no se puede ir con nadie. Si se va, es que no hay amor y nada se puede hacer. El amor trae esta comprensión. No hay celos. De modo que, si hay celos, sabe bien que no hay amor. Estás jugando un juego, estás ocultando el sexo detrás del amor. El amor no es más que una palabra pintada, la realidad es el sexo.

Como en la India no se permite mucho el amor, no se permite en absoluto - los matrimonios son convenidos-, existen tremendos celos. Los esposos siempre tienen miedo. Nunca ha amado, así que sabe; la espona siempre tiene miedo, porque nunca ha amado, asi que sabe. Viven en un arreglo. Los padres lo han arreglado, los astrólogos lo han arreglado, la sociedad lo ha arreglado; al marido y a la mujer nadie les preguntó nunca nada. En muchos casos ni se conocían, no se habían visto nunca. De modo que existe el miedo. El marido tiene miedo, la mujer tiene miedo, ambos se espían en uno al otro. La posibilidad misma se ha perdido. ¿ Cómo va a prosperar el amor en el miedo ? Pueden vivir juntos, pero ese vivir juntos tampoco será vivir juntos; sólo será tolerarse, seguir adelante juntos de alguna manera. Es meramente útil, y tal vez uno pueda arreglárselas con algo útil, pero conocer el éxtasis no será posible. No puedes celebrarlo, no puede ser festivo; será una carga.

De modo que un esposo está muerto antes de morir, una esposa está muerta antes de morir. Dos muertos que se vengan el uno del otro, porque ambos piensan que el otro los mató. Tomarse venganza, ira, celos; toda la situación se pone muy fea.

Pero en Occidente ocurre otro tipo de fenómeno, que es el otro extremo de esa misma situación. Se han abandonado los matrimonios por conveniencia - lo que es bueno, porque no se trata de una institución que valga la pena conservar - pero no por abandonarlos ha surgido el amor, solo ha ocurrido que el sexo se volvió libre. Y cuando el sexo es libre, siempre temes, porque siempre es un acuerdo temporal. Estás con una muchacha esta noche, y mañana ella estará co otro, y ayer estaba con otro. Ayer esa muchacha estaba con otro, mañana estará con otro; sólo esta noxe está contigo. ¿ Cómo podría eso ser muy profundo e íntimo ? Solo puede tratarse de un encuentro de superficies. No pueden penetrar uno en el otro; porque la penetración necesita maduración, necesita tiempo, necesita profundidad, intimidad, vivir juntos, estar juntos. Se necesita mucho tiempo, entonces se abre la profundidad, las profundidades se hablan la una a la otra... Lo otro es ser conocidos, a veces ni siquiera conocidos.

En Occidente puedes conocer a una mujer en un tren, hacer el amor, y que a media noche ella descienda en alguna estación. No le importa que tal vez no vuelva a verte, tal vez ni te haya preguntado tu nombre. Si el sexo deviene algo tan trivial, un mero asunto corporal en el que superficies se encuentran y se vuelven a separar, tu profundidad no será alcanzada. Una vez más, te estás perdiendo algo - algo grande, algo muy misterioso - porque tomas conciencia de tu propia profundidad sólo cuando otro la toca. Sólo a través del otro puedes tomar conciencia de tu ser interno; sólo en una relación profunda puede el amor del otro resonar en tí y hacer que tu profundidad llege a ser. Sólo puedes descubrirte a tí mismo a través del otro.

Hay dos caminos al descubrimiento. Uno es la meditación: buscar la profundidad sin el otro; el otro camino es el amor: buscar la profundidad en el otro. El otro se transforma en una raíz para llegar a tí mismo. Así se crea se crea un círculo y ambos amantes se ayudan uno a otro. Cuanto más hondo vaya el amor, más hondo sentirás que eres; algún día su ser se revelará. Pero en ese caso, no hay celos.

El amor no puede ser celoso, eso es imposible. Siempre confía, y si ocurre algo que quiebre esa confianza, debes aceptarlo, nada puede hacerse al respecto, porque si hicieras algo destruirías al otro. La confianza no se puede imponer a la fuerza; los celos tratan de forzarla. Los celos lo intentan, te hacen hacer todo esfuerzo posible por manterer la confianza. Pero la confianza no es algo que deba ser mantenido; está o no está. Y vuelvo a decirlo, no se puede hacer nada al respecto. Si está ahí, atraviesas la situación; si no lo está, mejor separarse.

Pero no pelees por obtenerla, porque eso es desperdiciar el tiempo, la vida. Si amas a alguien y tu profundidad le habla a la profundidad del otro - experimentáis un encuentro de vuestros seres -, eso está bien, es hermoso; si no ocurre, sepárate. Pero no creéis conflicto, breguéis, ni luchéis por ello, porque no se puede obtener luchando, y el tiempo se pierde; y no sólo el tiempo, tu capacidad quedará dañada. Puedes comenzar otra vez con otra persona y repetir el mismo patrón.

De modo que, si no hay confianza, sepárate; cuanto antes mejor, asi no te destruyes, no te dañas, asi tu capacidad de amar se mantiene fresca y puedes amar a otro. Ésos no son el lugar, el hombre, la mujer para ti. Seguid vuestro camino, pero sin destruirse uno a otro. La vida es muy corta y las capacidades muy delicadas; pueden ser destruidas y, una vez dañadas, no hay posibilidad de repararlas.

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Una vez oí que ocurrío que Winston Churchill fue invitado a hablar en un pequeño club de amigos. Todos sabían que Churchill era un borracho y que le gustaba mucho el alcohol. El hombre que lo presentó, el presidente del club, dijo:

    - Sir Winston lleva bebido tanto vino hasta el día de hoy, que si vertiéramos todo ese vino es este salón, llegaría hasta la altura de mi cabeza.

Era un salón muy grande, y sólo estaba bromeando.

Winston Churchill se puso de pie, miró a esa línea imaginaria, después miró al techo - era un techo mjuy alto -, se entristeció mucho y exclamó:

    - ¡ Tanto por hacer y tan poco tiempo para hacerlo !

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En lo que se trata de amor, queda mucho por hacer y muy poco tiempo para hacerlo. No desperdicies tu energía en peleas, celos, conflitos; sigue tu camino, y hazlo amigablemente. Busca en algún lado a esa persona que existe y que te amará. No te quedes fijado en quien no es adecuado, no es para ti. No te enfades, de nada sirve, y no trates de forzar la confianza; nadie puede forzarla, eso nunca ocurre. Perderás tiempo, energía, y tal vez te des cuenta de que eso ocurrió cuando era demasiado tarde. Sigue tu camino. Confía o sigue tu camino.

El amor siempre confía o, si ve que confiar es imposible, simplemente sigue su camino en forma amistosa; no hay conflicto, no hay lucha. El sexo crea celos; busca, encuentra el amor. No hagas del sexo lo fundamental: no lo es.

La India se equivocó con los matrimonios arreglados; Occidente se equivoca con el amor libre. La India se perdió el amor porque los padres fueron demasiado calculadores y astutos. No permitían enamorarse; eso es peligroso, nadie sabe a qué puede llevar. Eran demasiado astutos y , por astucia, la India se perdió toda posibilidad de amar.

En Occidente son demasiado rebeldes, demasiado jóvenes; no son astutos, son demasiado jóvenes, demasiado infantiles. Han hecho del sexo algo gratuito, disponible en todo momento. No consideran que haga falta ahondar mucho para encontrar el amor, disfrutan del sexo y listo. Con el sexo, Occidente se equivoca; con el matrimonio Oriente se equivoca. Pero si estás alerta no hace falta ser oriental, no necesitas ser occidental. El amor no es oriental ni occidental.

Sigue descubriendo el amor dentro de tí. Y si amas, tarde o temprano darás con la persona indicada, porque un corazón que ama, tarde o temprano llega a otro corazón que ama. Siempre ocurre. Encontrarás a la persona indicada. Pero si eres celoso nunca la encontrarás, si vives sólo para la seguridad nunca la encontrarás.

El amor es un camino peligroso y sólo quienes son VALIENTES pueden recorrerlo. Y te digo, es lo mismo, es igual que la meditación: solo para valientes. Y sólo hay dos maneras de llegar a lo divino: la meditación o el amor. Descubre cuál es la tuya, cuál puede ser tu destino.

Suficiente por hoy.






 Pao    - asi pienso, asi soy -                          ( Osho )



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