jueves, 11 de octubre de 2012

Reflexión sobre la compasión y la empatía




 Reflexión sobre la compasión y la empatía






Es importante, al menos para las personas que buscan de manera intensa su propia felicidad, ahondar en cuestiones tan sencillas, como poco practicadas.

Muchas veces, por no decir la mayoría, pensamos que para obtener una felicidad real y profunda hemos de pensar en nosotros mismos. Si el hecho de pensar en nosotros mismos es igualmente importante (obviamente no nos vamos a descuidar), también lo es pensar en los demás.
Sentimientos como la Compasión y el Respeto son fundamentales para conocer la verdadera esencia del ser humano.
La esencia que nos es innata. Yo, como el Dalai Lama, soy de la opinión de que el ser humano es compasivo y bondadoso en esencia.
Solo hay una forma de entender bien ésto. Observa a un niño. ¿ Qué sentimientos negativos puede albergar un niño ? los niños, al igual que la naturaleza y el trato y relación madre-hijo son el perfecto ejemplo.

Los niños al nacer tienen su primer contacto con su madre de una manera totalmente natural y espontánea. Se amamantan. El niño no hace esfuerzo alguno en el acto de alimentarse por primera vez y podemos imaginar el éxtasis que se produce al recibir el alimento de manera natural. Para ello es necesario a su vez, que la madre tenga una plena disposición al acto de dar de comer a su hijo. Si no fuera así, el niño lloraría. Pues le faltaría lo más fundamental. Por eso es importante la actitud mental de la madre dispuesta a satisfacer las neccesidades biológicas de su pequeño. Si lo hace con bondad, se crea un vínculo, una unión que está más allá de la mera racionalización del por qué es asi. Simplemente es un acto que no es necesario explicar.

Los padres, hermanos, y familiares en general hacen lo mejor que pueden en cuestión de criar a sus progenitores. De esa enseñanza inicial, de esas primeras lecciones que recibimos en la vida surge una personalidad en términos generales que preceden en toda nuestra vida. De todas las maneras también sé, a ciencia cierta que nuestra mente no es inalterable. Cualquier comportamiento o conducta que de pequeños podamos heber aprendido es perfectamente ''cambiable'' debido a los que los científicos llaman plasticidad. Con trabajo y no exento de esfuerzo, podemos modificar nuestro cerebro, de manera literal. Y esto sucede durante toda nuestra vida. Por lo que pensar en términos de personalidad y conductas inalterables es un gran error. Desde luego se crean conexiones neuronales muy difíciles de cambiar ya que por ejemplo, las usamos diariamente y no pueden ser modificadas sin un gran esfuerzo, esmero y constancia por nuestra parte. Pero si se quiere, se puede. Es maravilloso saber que existe esta posibilidad frente a la antigua creencia de que nuestro cerebro evolucionaba hasta cierto punto o determinada edad y luego permanecía inalterable. La ciencia descubrió la plasticidad. Recordar esta palabra es positivo. Nos abre nuevas puertas y nuevas posibilidades.

Me refería a la educación que recibimos de nuestros padres, para haceros saber, que en un gran porcentaje de ocasiones estas enseñanzas básicas son bastante incorrectas y dañinas, en el sentido en que posteriormente nos desarrollamos. A veces los padres enseñan a sus hijos valores e ideas equívocas. Por poner un ejemplo el racismo o la intolerancia o la desconfianza. Por ejemplo....
Partamos de una base: los padres enseñan a sus hijos lo que ellos saben, sus propias creencias, sus propios valores y sus puntos de vista.
Sean o no correctos, la forma compasiva de pensar y claramente basada en el sentido común, es que hacen lo que saben hacer, enseñan lo que ellos saben y lo hacen de la mejor manera que pueden.
Por lo tanto es injusto culpar a unos padres por ''mal educar'' a su hijo. Ellos no tenían otras ideas. Tenían las que tenían. Y lo hicieron lo mejor que pudieron.

Con este ejemplo, pretendo hacer llegar al lector un sentimiento de compasión y de entendimiento. De que las culpas no existen. ¿ Quién tiene la culpa de qué? ¿ Los padres que le enseñan al hijo sus valores?¿ Los abuelos que le enseñan a los padres del niño sus valores?¿ Los bisabuelos que enseñan a los abuelos? ... Es un ciclo.. Y los ciclos solo pueden ser re-utilizados o bien reciclados por uno mismo. Utilizando el poder que ahora tenemos.

Lo que no es bueno, o ya no te sirva, tíralo! ¿ Por qué pensar en términos de '' no cambio '' cuando ya hemos visto que efectivamente tenemos el poder de cambiar lo que ya no nos es útil dentro del cerebro?
Por ejemplo, de pequeños se nos dice, se nos enseña a tener cuidado de los deconocidos. Pues pueden ser peligrosos y raptarnos. Esto es útil, sobre todo para los propios padres, para que durante el tiempo en que eres una criatura indefensa nadie se te acerque y te haga daño.
Pero una vez crecemos, ¿ De algo nos sirve la creencia que nos dice: '' cuidado con los extraños , no te fies de ellos '' ?
Si la mantuviéramos ocurriría que seríamos personas desconfiadas, y por tanto crearía muchos transtornos antisociales y de aislamiento.
Pues así con mil cosas más...

De igual forma, los valores que aprendemos y pensamos que son buenos y correctos podemos mantenerlos y además cultivarlos y desarrollarlos.
Como lo son la compasión, la bondad, la humildad, el respeto y el amor. Tanto hacia uno mismo como hacia los demás.

Hablaba antes de la importacia de pensar en los demás. Cada día que pasa me doy mayor cuenta de lo valioso que resulta cultivar una mente compasiva...
Y una forma muy útil para aprender su significado y desarrollarla consiste en practicar sentimientos de empatía.

Yo, como hija única, criada con todos los regalos exclusivamente para mí, con la habitación sin tener que compartirla y demás privilegios de ser el centro de atención en todo momento ha podido crear en mí, desde mi más tierna infancia, sentimientos de celos y posesividad que se han hecho más patentes según he ido creciendo y haciéndome adulta. Sin embargo, me honra decir, que siempre he tenido cualidades compasivas y bondadosas. Cuando era pequeña disfrutaba enormemente criando mis plantitas, viéndolas crecer, alimentándolas con todo ahinco y cuando una se moría, me inundaba una enorme y terrible sensación de pena. Seguro que más de uno sabrá de lo que hablo, porque también lo habrá experimentado.
Igual me pasaba con los animales. Me pasé mi infancia rodeada de todo tipo de bichos que caían en mi mano, asi fueran insectos, ranas, peces, pequeños roedores, reptiles, aves, artrópodos.... Reconozco que un animal fué mi objeto de mi mayor admiración y devoción durante todos estos años: la mantis religiosa. Siempre tuve una.

Ahora recuerdo de manera muy bella, la forma en que trataba a estas plantas y animales.
Realmente me preocupaba más por ellos que de mí misma. En cuanto llegaba de la escuela iba corriendo a ver cómo estaban mis bichos, mis hijitos.
Rápidamente me quitaba el tortuoso uniforme de colegio privado y oprimente y corría a alimentar y en general a pasar todo la tarde o todo el tiempo que tuviera disponible para pasarlo con ellos. Eran mi única preocupación. Su bien estar. Yo ni existía.
En ningún momento los traté meramente como objetos. Sabía que hoy estaban, pero que al día siguiente podrían haberse ido. Como en muchas veces ocurrió.
Pero eso no era desaliento para mí. Cuando una de mis preciadas mascotas escapaba, mi sentimiento más profundo era: '' Jope, ya no voy a poder cuidarla como querría... solo espero que viva mucho y sea feliz''.
Eso era lo que deseaba para '' mis mascotas'' , lo mejor para ellas.

Con esta breve historia de mí, planteo una cuestión: el amor fuera de nosotros. La preocupación por algo más aparte de nosotros.
La belleza de preocuparse por los demás, de querer que estén bien y protegidos.
Que cuando llueva no se mojen, que cuando tengan habre dispongan de alimento, de que no sufran ataques de depredarores..
Pero aprendes una cosa. Eres Madre, durante un tiempo. Luego la naturaleza de abre camino ( gran frase de Paque Jurásico ) y los hijos se van. Pues necesitan esa independecia y ese crecer en solitario, sin ayuda.

Cultivar un corazón compasivo, bondadoso con la ayuda de la empatía ayuda a una vida más feliz.
En estos momentos la verdad, lo estoy aplicando bastante, para ayudarme a comprender la actitud de las personas.
Es tremendamente útil ponerte en la piel del contrario e intentar comprender porqué actúa asi o qué debe pensar con respecto a algo.

Hace que nos olvidemos de uno mismo, de nuestros propios puntos de vista. Si solo pensamos en nuestros pensamientos, en porqué las cosas no ocurren como querríamos que ocurrieran entonces nuestro punto de vista será limitado, puramente egocéntrico y no alcanzaremos a comprender los porqués.
Ayuda bastante conocer los antecedentes de la persona en la que pensemos, por ejemplo, pues así tendremos mayor conocimiento y entendimiento sobre su persona. Pero si no es así, podemos hacer uso de la imaginación. Imaginar cómo debe sertirse el otro, cómo le pueden afectar las circunstancias y de esta manera, con empatía, crearemos compasión y una vibración de amor que hemos perdido la cualidad de hacer vibrar.

Por mi parte, si, persaré en mí, en mi felicidad y en mi dicha, en mi abundancia y riqueza material y espiritual, etc...
Pero nunca dejaré de pensar en los demás, como lo que son, iguales a mí. Seres humanos, miembros de una misma especie, que en su esencia buscan lo mismo que todos: La Felicidad

Siempre seré y nunca negaré mi naturaleza Maternal.
Las mujeres entendemos enormemente mejor esto que los hombres ...    ;)
Pero no por ello vosotros dejais de entenderlo... de manera natural sí, no lo entendéis,...
Pero si utilizais la empatía .... ;))


Un gran beso a todos


Paola


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